Hace sólo un par de meses que Thierry Henry fuera entrevistado por ESPN durante una cena que también incluyó la presencia de un jugador de la NBA. Durante la entrevista, Henry se refirió a la historia y desarrollo del fútbol en los Estados Unidos y cuán importante era la relación entre padres e hijos. Recuenta Henry que la tradición pasa de generación en generación durante casi un siglo. Es lo único que hace falta en Estados Unidos, dice Henry. Ya que cuando los padres pueden contar sus experiencias, y discutirlas con sus hijos, el fútbol que constituye la comunidad social más grande del mundo, también llega a tener una contribución a la vida social por dentro de la familia. Mi experiencia en Colombia fue que mi padre jugó fútbol profesional para el Sporting de Barranquilla, y luego vino a dirigir a jugar con sus amigos durante varios años en Estados Unidos y a dirigir Los Embajadores a quienes vi jugar en Hackensack, New Jersey, y donde jugaron varios de mis hermanos. Mi padre, Julio César, poco me contó de su pase por el Sporting, pero mi madre estando muy niño me mostró en alguna ocasión una foto del equipo en un periódico de Barranquilla, no se si fue El Heraldo o el Diario del Caribe. Cuando vine a Estados Unidos jugaba con mi hermanos y amigos en el parque, pero nunca en la escuela. Y el antiguo Giant Stadium realmente donde tuve mi primer trabajo con la entonces compañía de Harry Stevens, y donde vi a jugar a Colombia contra Grecia entre otros partidos no me dio la gran motivación para seguir al fútbol en terreno artificial, y sólo hasta visitar el Red Bull Arena he vuelto a ser seguidor de un equipo.
Cuando me mudé a Monclair en 1990, durante mi primer ciclo en Montclair State University, compartía la casa de familia con varias chicas de la Universidad. Sin embargo, entre la familia una chica jugaba fútbol en la escuela. En alguna ocasión, leí un recorte del periódico local sobre el refrigerador que titulaba “B.... tallies three as Montclair raps Clifton” (B.... anota tres en la goleada de Montclair sobre Clifton), que contaba la victoria de la escuela local sobre la de la vecina ciudad, 3 a 0. Las chicas jugaban y entrenaban como hoy en el Brookdale Park en el límite con Bloomfield.
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